domingo, 31 de julio de 2011

La realidad como un invento






El viernes fui al cine con mi amigo Alex.
Ir al cine con Alex es una experiencia inquietante, uno nunca termina de saber si lo más interesante pasa del lado de la pantalla o del lado de las butacas. Él siempre te hace ver otra película, la que edifica con sus destellos de hilaridad, con sus breves comentarios por lo bajo, con las respuestas a los sonidos de la gente que le pide que se calle. Alex es el típico espectador que uno odia encontrar en una función, a menos que se haya decidido ir a ver la película junto a él.
Y eso hice el viernes con Copia certificada, el último film de Abbas Kiarostami, convencida -por lo que había leído por ahí- de que ésta "no era una película como las de Kiarostami", sino una comedia con actores conocidos y rodada en Europa. El primer plano con los títulos me alcanzó para comprobar el error de los críticos, que no habían sabido emparentarla con el cine anterior del director. Estaba frente a un Kiarostami puro, aun cuando el rostro y la voz de Juliette Binoche y el paisaje de la Toscana distaran mucho de la sordidez de la geografía iraní.

A los cuarenta minutos de película, me acerqué a Alex y le dije al oído: ¿Los personajes se conocen o están jugando a que se conocen?. Alex levantó sus cejas, se quitó la mano que tenía apoyada debajo de su cara y me contestó "Por supuesto, son un matrimonio. ¿No te diste cuenta?". Kiarostami había cumplido su cometido, confundirnos, invertir el orden, desarticular lo establecido, hacer que la copia luciera como el original o, peor aún, quitarle al original aquello que Walter Benjamin en su ensayo La obra de arte en la era de sus reproductibilidad técnica denominó "el aura", su revestimiento, para que se (des)luciera como una copia. 
Con la excusa de hablar sobre arte, Kiarostami expone los retazos de amor de una pareja que el tiempo deshilachó. O de un hombre y una mujer que son la copia de lo que alguna vez ellos fueron, o de lo que fueron otros, unos distintos a ellos.

El sábado por la mañana, Alex me llamó por teléfono. "Sabés que creo que tenías razón", me dijo. "No eran un matrimonio, ellos no se conocían, solo actuaban como si lo fueran". Me sonreí. Para ese momento yo ya estaba convencida de que sí lo eran. O lo habían sido. Solo que el tiempo les había hecho perder el "aura". 

Hace unos años, en oportunidad del VIII Festival de Cine Independiente de Buenos Aires (BAFICI), me tocó hacer una nota sobre el cine de Abbas Kiarostami para la revista Leer Cine. Todo lo que allí escribí se aplica a Copia certificada. Acá va, entonces, lo dicho en ese momento.



LAS PARTICULAS ELEMENTALES

Debo confesar que no ha resultado una tarea fácil empezar esta nota. Mi voluntad se debatía entre iniciar un abordaje teórico que diera cuenta de la complejidad del cine de Kiarostami o, simplemente, entregarme a la puesta en palabras de alguna imagen de sus películas que, como un destello, iluminara sus ideas. Teniendo presente que estamos frente a un realizador bastante obsesionado con las direcciones y los caminos, el que yo eligiera determinaría con seguridad no solo la trayectoria de mis posibilidades para describir su cine, sino también el destino que éste pudiera alcanzar para quienes Kiarostami es apenas el director de un film aburrido llamado El sabor de la cereza. No me resultaba fácil hasta que por fin di con la elección del título y éste me condujo en forma directa al centro de la nota. 
Muchas veces elegimos explicar algo desde una visión del conjunto; quizás, esa distancia es la manera en que algunas cosas pueden expresarse mejor, sin embargo, en ciertos casos un pequeño detalle puede contener el germen del todo. Es por eso que he decidido empezar por pequeñas partículas, pues creo que ésta es la forma en que Kiarostami construye su cine: sumando y superponiendo, una a una, finas capas de pintura.


Primer Plano es el mejor ejemplo de este cine construido a partir de moléculas de ADN. La película relata la historia de un hombre humilde, Sabzian, sin trabajo y fanático del cine, que se hace pasar por el popular director de cine iraní Moser Majmalbaf ante una familia de clase media de Teherán. El engaño consiste no solo en impostar su persona, sino también en convencer a los miembros de la familia de protagonizar “su” próxima película, para lo que se instala por unos días a vivir con ellos con el fin de hacerlos ensayar en su propia casa. El implacable destino y su propia torpeza logran que sea desenmascarado por la prensa y la policía, y finalmente, enviado a la cárcel. El impostor reconoce en todo momento los hechos, pero se justifica y ampara en su amor incondicional por el cine, en la admiración desmedida por el director Majmalbaf y en su situación económica apremiante. Aun así, no logra conmover a la justicia y es condenado por el delito de estafa.
Pero quisiera detenerme en una sola escena para sustraer de la misma la esencia de la película y de Kiarostami. El día en que Sabzian sale de prisión, el auténtico director Majmalbaf, que lo esperaba en la puerta, lo saluda con un emotivo abrazo, lo reprende por el torpe fraude y luego lo invita a subir a su moto para dirigirse a la casa de la familia engañada con el fin de hacer públicas las disculpas. En el trayecto paran en un vivero y Sabzian compra una planta para ofrecerles como muestra de su arrepentimiento. Una vez en la casa, toca el timbre. Desde el interior preguntan quién es. La respuesta la da el falso Majmalbaf y, en consecuencia, la puerta permanece cerrada. Enseguida vuelven a tocar y responde el verdadero Majmabaf, por lo que la puerta se abre. Esta única situación contiene la complejidad de toda la película, a la vez que solo puede comprenderse por su articulación con el todo. Y el todo, en este caso, está constituido por la suma de algunos detalles: la historia es real en su totalidad, sus actores son los propios protagonistas y se representan a sí mismos, tanto en las partes filmadas en vivo como en las que debieron ser reconstruidas. La escena de la cárcel está filmada en tiempo real, con cámara oculta y la banda de sonido aparece deliberadamente cortada para obstruir la posibilidad de que los espectadores escuchen parte del diálogo entre los dos Majmalbaf, para devolverle algo de intimidad a ese incómodo momento. Primer plano es una película que habla del mundo del cine, o sea, del universo de las apariencias, de la representación, y no lo hace solamente desde el contenido, sino también, desde la forma. La frase que la madre de la familia engañada le dice al auténtico Majmalbaf resume, desde su paradojal sentido, todo el espíritu que anima al film: "Señor Majmalbaf, el otro señor Majmalbaf era más Majmalbaf que usted".
Cuánto de mentira subyace en la realidad y cuánto de real podemos tomar para fabricar mentiras.

LAS FORMAS DE LO PROHIBIDO

El cine de Kiarostami ha generado un encanto particular en Occidente a partir de una dualidad que le es intrínseca. Hace más de quince años, el estreno de El sabor de la cereza tuvo una aceptación altísima en el público y en la crítica, pero se edificó a través de la misma un equívoco. Se pensó que Kiarostami era un director que comulgaba con el neorralismo. Las imágenes de esa película están plagadas de tiempo en su estado puro, sin embargo, sobre el final, se desviste de ese velo realista para descubrir, detrás de ese relato, otro por encima: el relato de la filmación. Esa presencia final del artificio rompe el esquema de la ficción y nos aleja sin más del realismo. Kiarostami utiliza la realidad en forma engañosa para jugar con ella, ponerla en cuestión, aprovecharse de su inmediatez y naturalidad para transmitir otros temas que tienen que ver con el cine y sus posibilidades de representación y de producción. Y es a través de esta operación de pensar el cine que vuelve, como un péndulo, a pensar la realidad. Esta forma de mediatez que utiliza no solo es deliberada, sino que además es cautiva ¿Esto qué significa? Que Kiarostami es un director que produce arte en una sociedad en la que, luego de un pasado secular y modernizante, se resintauró el dominio del Islam. Y esto ha llevado a que el cine no pueda poner en imágenes ni en palabras ciertas cuestiones por el simple hecho de que están prohibidas por el régimen islámico. Entonces, esta aparente ingenuidad en los relatos lo es solo en apariencia, pues en definitiva, aquello de lo que hablan sus personajes es de cómo el cine -en tanto arte que subvierte- puede intervenir en esas realidades oprimidas por las condiciones sociales, políticas y religiosas para modificarlas. Kiarostami es un director que devuelve, a través de sus películas, parte del ropaje de la modernidad de la cual la sociedad iraní ha sido brutalmente despojada por el islamismo.

Por poseer la habilidad de hacer coincidir lo simple con lo complejo es que si el cine pudiera dividirse en partículas elementales, gran parte de ellas poseerían la textura de las imágenes de las películas de Kiarostami.



16 comentarios:

Anónimo dijo...

Y también hay que aclarar que mas o menos al mismos tiempo en que uds. debatían si los personajes eran o no un matrimonio, yo me fui del cine, porque Kiarostami es un verdadero bodrio....

Mimi dijo...

Muy buena crítica, amiga! "Copia..." me partió la cabeza...y esto va más alla de la pareja, nosotros... somos reales, somos copias de nosotros mismos, somos ambas cosas e interactuamos todo el tiempo en distintos planos? Como el pasado viene al presente todo el tiempo... Me terminé acostumbrando a la confusión que solo viene de un tipo de pensamiento, el lineal. Entonces si somos los originales o las copias ya deja de tener importancia...Gracias por tu aporte, siempre rico!

Daniela Vilaboa dijo...

Anónimo:

A veces los prejuicios no nos dejan emitir el juicio. Una pena.

Otras veces, nos perturba tanto lo que vemos que preferimos no mirar.

Mecanismos de defensa, le llamo.

Besos

Daniela Vilaboa dijo...

Mimi:

Qué alegría tu visita por acá. Todo un honor.

Yo también creo que el tema excede por completo a la pareja y nos involucra a todos como personas, no sólo en lo vincular.
A veces es a nosotros a quienes nos hacemos la mejor representación, y terminamos convertidos en nuestra mejor copia. Lo que pasa es que el matrimonio es un espacio en donde se puede observar el mecanismo en pleno funcionamiento, pues es como una línea del tiempo en donde el amor se despliega y se repliega despojando o revistiendo (según el caso) de mayor o menor autenticidad. La representación de lo que somos, de lo que fuimos, de lo que seremos. O no.
Y en realidad, es como decís vos, en definitiva qué importa si somos los originales o las copias. Es imposible escaparle a eso. Está en nuestra naturaleza.

Gracias a vos por leer y comentar.
Un beso grande.

Anónimo dijo...

Como dirían los depeche mode, no quiero comenzar un rumor blasfemo.....pero insisto en que Kiarostami es un bodrio y que esconde su incapacidad de contarnos una buena historia, a través de una falsa intelectualidad.
En realidad, sus películas son tan abstractas y aburridas, que se aprovechan de la inteligencia del espectador, quien, en el tedio, las llena con sus propias ideas, y termina creyendo que son de él.....

Anónimo dijo...

Genial tu comentario y muy bueno el análisis que hacés del director en su momento. La verdad, cuando ella llega tarde con su hijo, a escuchar la conferencia de x pensé que era la esposa e hijo. Después se van antes de terminar, y el diálogo, madre hijo comiendo en el burger, me dí cuenta que el chico no lo conocía a x. El chico con el celular parecía Tomi, hacía lo que todos los chicos hacen y los adultos también. Después, está tan bien cuando van en el auto, y ella empieza y sigue, porque la verdad no para de reprocharle a él, ahí me confundí y dije sí, era el marido y x lo abandonó al hijo siendo muy chiquito y obvio él no lo conoce. Después en el restaurante, la moza me pareció maravillosa, las cosas que le dice; con la pareja grande, x con él veterano había aprendido la lección de cómo tratar a la mujer, los años no vienen en vano. La película es muy movilizante, logra, que cada uno se identifique con la situación. Este director logra escbirbir, mostrar, filmar, con artilugios, lo que no se puede decir en su cultura, de estos temas no se puede hablar,"De eso no se habla" María Luisa Bemberg, desenmascara al ser humano, pero en general a cualquiera, de lo que tampoco no quiere saber, o de desnudar, dejar al desnudo el semblante, hablando lacanianamente. Bravo por directores que pueden trasmitir en un obra de arte la problemática del ser humano. El artista, el poeta siempre van adelante que el hombre común. Besos y felicitaciones por tu sensiblidad y cómo lo trasmitís. Evidente tú tenés el arte en la escritura. Besos mamá

Anónimo dijo...

me paso de ir al cine en monroe y escuchar al señor alex riendose, aun cuando no causaba gracia lo que se veia.
despues de esta primera vez me lo encontre en varias funciones y ahora espero escucharlo cada vez que me siento en el cine.
(siempre es bueno tener a quien odiar)

raindrop dijo...

Hablando de "Copias...", me quedo con la frase de la madre de familia de "Primer plano": "Señor Majmalbaf, el otro señor Majmalbaf era más Majmalbaf que usted".
La vida, en general, está llena de copias de originales, pero también de originales que terminan por copiar a sus propias reproducciones. Al final, se hace muy difícil saber quién es quién o qué es qué en este mundo de copias y originales, de versiones distintas de los mismos temas.

En mi opinión, el análisis a partir del detalle ha sido un acierto. Me ha recordado el aforismo del maestro Mies van der Rohe "God is in the details".


besos

Daniela Vilaboa dijo...

Anónimo I:

Lo que decís se aplica a cualquier película y al arte en general. A la obra la completa el espectador. Siempre llenamos las películas con cientos de cosas que no están en la pantalla ("el fuera de campo" sin ir más lejos) y que ni siquiera sabemos si pensó el director. Toda mirada es subjetiva y está cargada de la impronta del observador. Una pena que no disfrutes a Kiarostami. Sus películas son un deleite.

Saludos.

Pd. A mi sí me gusta Depeche Mode.

Daniela Vilaboa dijo...

Mami:

Qué bueno tu paso por acá!
Tu lectura lacaniana del semblante me hizo reír. No lo había pensado, es casi lo mismo que digo yo pero ""despsicoanalizado", jaja.

Gracias por lo que decís de mi escritura, ojalá esté a esa altura. Vos sabés cuán importante han sido las letras en mi vida.
Un beso grande

Daniela Vilaboa dijo...

Hola, raindrop, fiel seguidor:

La frase "Señor Majmalbaf... " es suprema, solo por esa escena se justifica ver toda la película. Contiene el TODO condensado.

La experiencia me ha demostrado que muchas veces es preferible quedarnos con la copia que conocer el original. ¿Por qué habría de ser siempre mejor éste que aquél?

"El todo es igual a la suma de las partes"

Te mando un beso

Daniela Vilaboa dijo...

Anónimo II:
(cómo me intrigan los anónimos...)

Alex es adictivo. No me extraña que lo busques en el cine, aunque más no sea que para odiarlo.
Es un genio incomprendido.

Saluti

Anónimo dijo...

adonde estan las
nuevas notas
me urge..........
cine?
libros?
teatro?
hay mas aventuras
de alex?

miembros del blog dijo...

esta semana
toco
la vida de barney....
y desde el graduado
que d.h. no me sorprendia asi
risas y ultimos
15 minuots
hermosos
de un amor unico......
ya no hay
pelis asi......

Daniela Vilaboa dijo...

La bloggera está acaparada por temas mundanos, pero promete ponerse al día en breve.

Eso sí, no deja de leer. Ahora tocó sobre el juicio a la Junta Militar. Muy impresionante. Un hecho sin precedentes históricos, ni siquiera Nuremberg alcanza a igualarlo ni por el contexto ni por lo jurídico.

Fabi dijo...

Qué genial tu descripción de la experiencia de ir con Alex A. al cine!!! Es TAL CUAL!
Copia fiel, me encantó.
Fabi (amiga de Alex y Ro)